Las malas costumbres nunca fueron buenas, nunca esta de mas recordar algunas para no caer en ellas:
- No respetar el plan de revisiones, en especial los cambios de aceite, que es un elemento vital para el correcto funcionamiento del motor. Mucho ojo también al nivel de anticongelante.
- No llevar correctas las presiones de los neumáticos. Comprueba al menos una vez al mes, o antes de salir de viaje.
- No refrigerar el turbo. Es especialmente importante en situaciones como parar en una gasolinera después de circular a velocidad de crucero por una autopista –en esa situación el turbo habrá estado girando un buen rato a miles de revoluciones por minuto y estar a cientos de grados.
- Conducir rápido o brusco con el motor aún frío. Temperatura de servicio 90ºC.
- Realizar trayectos demasiado cortos, en los que el motor no alcanza la temperatura de servicio.
- Revolucionar mucho el motor. Mejor que la aguja del cuentavueltas nunca llegue (salvo necesidad) siquiera cerca de la zona roja.
- Poner la mano sobre la palanca de cambios, ya que se transmite presión y vibraciones (amplificadas por el efecto palanca) directamente a la caja de cambios.
- Dejar el pie en el embrague o mantenerlo pisado de forma continua (por ejemplo en un semáforo), acorta la vida útil del cable y del plato.
- No llevar la marcha adecuada. Si es demasiado corta el motor irá revolucionado (mal); si es demasiado larga ejercerá presión sobre el motor a lo largo del cigüeñal (peor).
- No lavar el coche, la suciedad acumulada daña la pintura y acelera la corrosión.
Anotación publicada en Microsiervos el 17 de Abril de 2009.